miércoles, 22 de agosto de 2018

De Instantes I

En algún lugar. Dos sorprenden a uno.


¿Qué diablos hiciste?
Mejor no le hables
Quien esté libre de culpa…
Sí, claro, retórica. ¿Crees que no se nota a leguas que fuiste tú?
Ni siquiera saben de qué me acusan.
No importa, de todos modos fuiste tú.
¿Qué?
Como lo oyes, todos lo saben. ¿Quieres ir en contra de la voluntad popular?
Claro que no, entonces sería verdaderamente culpable.
Eres absolutamente culpable, ¡de qué hablas!
(pausa)
¿De qué se me acusa?
¿Cómo se te condena?
Qué sentencia se te da.

Están perdidos, no se me puede condenar a una sentencia sin acusarme y sobre todo juzgarme.
Pero si ya te juzgamos, querido.
No, no, no… Dónde el juez, el jurado, mi abogado, el fiscal!
El fiscal, tu crimen. El jurado, nosotros; el abogado tú mismo y el juez,...e...no sé, ¿Dios?

(Se muere de la risa)

Bueno, aún muerto puede purgar su sentencia.

Oscuro.

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