quise sacudir de la felpa un rayo de sol
ni parece rayo
es un cuadrito de luz en la silla
un objeto aparente
algo que puedo sacudir
y ya está
entre mis ires y venires
voltee la silla y ahí
irredento
una mancha, una cosa luminosa
e inmediatamente,
como quien se quita un
viernes santo de la chaqueta,
con los dos dedos
zas, zas
quise sacudir de la felpa un rayito de sol.
Angusta, angustia
¿por qué vienes aquí?
semilla del miedo
adir del porvenir
Angustia, angustia
¿Por qué vienes a mí?
instas al bondadoso
frenas al frenesí
Tus argucias suicidas
resuenan cual repiques
de una claque infernal.
Tus zumbidos inquietos
ladran como injurias
de un gran coro feral.
Angustia, angustia
ya no vengas más
recuéstate en la calma
y dame ya la paz.
No me hables del espíritu
sino de la extensión efímera
que emana de la cosa
cuando me encuentro con ella.
No me hables del alma
sino del contenido vago
que se sostiene inédito
en los vestigios del cuerpo.
No me hables de pensamiento
sino de la emoción inhóspita
que conmueve la memoria
cuando el mundo se despabila.
Háblame de la ráfaga
del destello
de la centella instantánea
Háblame del presente que se impregna
en el pasado
Del instante irrelevante que provoca
un maremoto
Háblame mejor del amor
proverbial monstruo que se yergue
sobre el espíritu, el alma y la mente
de ese amor que ríe, juega y sorprende
con la efusiva luz que aclara y calienta.
