Encuentro
entre el odio y un perro.
Un hombre, al que
casi no le vemos la cara, sentado en la estación de camión. Le
molesta lo que lee, cambia de página del periódico. Entra entonces
un hombre de traje, lentes. Ya no puede contener más
las ganas de orinar.
Odio: (aún con
la mirada clavada en el diario) No está bien. ¡Cómo me
choca!
Perro: Lo siento pero ya no podía aguantarme.
Odio: (aparatando
la mirada del diario) No puedo creer las cosas a las que puede
llegar…
Perro: Tengo una
vejiga estrecha.
Odio: ¡Cómo es
posible!
Perro: Ya casi
termino.
Odio: Mire que
debería llamar a la policía!
Perro: ¡Ay, gracias
dios! (no se sube la bragueta)
Odio: Claro y además
le va a achacar al supremo…
Perro: (mirando
al poste) Ah que bien, ésta es mi parada. Ya se viene la lluvia,
¿no?
Odio: No soporto que
no me hagan caso.
Perro: ¿Usted
también espera la ruta 45?
Odio: No, espero que
(se contiene) ...Sí… ¿Qué le importa?
Perro:
Discúlpeme, nunca le ha pasado?
Odio: No, mire, ni
me dirija la palabra. Quédese ahí cerca de sus miados.
Perro: Ay pero si es
agüita, ya se cuela al subsuelo ya se evapora mañana.
Odio: ¡Pff! Cínico.
(regresa a su lectura)
Perro empieza a
tamborilear con una moneda una parte metálica de la estación. Odio
detiene su lectura, casi achicharra el periódico)
Perro: (voltea
detiene el sonsonete) ¿Malas noticias? (tamborilea)
Odio: (con una
mirada fulminante, arruga más el periódico)
Perro: Yo por eso no
lo leo, estoy suscrito pero prefiero usarlo para limpiar, para
envolver…
Odio: (murmurando)
Además querrá
quitarme el periódico.
Perro: ¿Para qué?…
¡ah, para limpiar! (extiende los brazos por el periódico)
Odio: Hubiera
buscado un baño.
Perro: No hay un
establecimiento en kilómetros!
ODIo: ¡Le parece!
Perro: ¿Qué
esperaba que hiciera?
Odio: Y yo le voy a
resolver la vida, no? Qué irresponsable e infantil.
Perro: ¡Oiga si yo
no le hice nada!
Odio: Me mojó el pantalón.
Perro: (riendo)
Perdón, no sabía que tuviera tanta potencia.
Odio: No sea payaso!
Perro: AY, no sea
payaso usted, no tenía otro lugar…
Odio: Pudo bien
haber hecho más allá, o más allá… pero no, vino justo aquí.
Perro: Disculpe es
que es casi una condición.
Odio: Qué condición
ni que ocho cuartos, ¡puerco!
Perro: Bueno pero si ni siquiera
huele, de todos modos…
Odio: ¡De todos
modos, mis polainas!
Perro: ...Va a
llover, amigo.
Odio: ¡Amigo, su
abuela!
Perro: Sería amiga.
No pero si le hablo a usted, amigo. (le pasa la mano por el hombro
con extremada camaradería)
Odio: (entre
dientes y alzando los hombros) Quite sus asquerosas manos de
encima.
Perro: (dándose
cuenta) Ah, pero qué… (riendo, inexplicablemente
amable) Pero si no pasa nada,... ya, claro, entiendo que puede
ser algo incómodo que alguien con sus sucias manos después de
haberse sostenido el pistiote para evacuar miccionales líquidos. (no
aparta su mano del hombre, acaso se pega más a él y con la
otra se agarra el bulto).
Odio: No sabe de lo
que soy capaz.
Perro: ME da gusto
que sea emprendedor. Yo siempre he estado del lado de quienes van
para adelante. (Se suelta del hombre pero para animarlo a andar
con él un poco) ...De quienes deciden echarse al ruedo y andar…
(conmina a que vaya junto a él…) Los que sin miramientos
avanzan al brumoso camino que se extiende frente a uno.
Odio: No me gusta la
niebla.
Perro: No se apure,
hombre, es bruma… el incierto futuro que acecha delante de nosotros
no nos debe intimidar.
Odio: Por supuesto,
lo que debe temer uno es lo que acecha dentro de esa incertidumbre.
Perro: Vamos, no me
dirá que le tiene miedo a la felicidad?
Odio: Miedo? ¿Por
qué asume que tengo miedo? ¿A la felicidad?
Perro: Bueno pues es
que no se le ve muy feliz.
Odio: Si hay algo
que detesto es—
Perro: Creo que
viene nuestro camión.
Odio: No es mío, ni
tampoco suyo, no es de nadie.
Perro: ¿Entonces
por qué esa constante molestia?
Odio: Por eso mismo
quizás.
Perro: ¿Por qué no
es suyo?
Odio: Porque no es
suyo!
Perro: Podría
serlo, lo es de alguna manera, si nada le pertenece a nadie…
Odio: ¿Sabe lo que
es interesarse por todo?
Perro: Por supuesto
que lo sé (se rasca detrás de la oreja) a mi me interesa
todo… todo lo que se me…
Odio: (con muina,
para sí) No lo soporto.
Perro: NO hace tanto
frío, su chaqueta no es muy gruesa, pudo haber procurado una
americana…
Odio: (saltando,
para sí) ¡Americana! (voltea) ¡aléjese de mí! ¿Quién
demonios dice Americana?!!! Saco, traje… mire si no me deja en
paz…!
Perro: Paz, por
supuesto. Ahí va usted.. y todos, en realidad. Cualquier momento es
buen momento para tener una conversación en paz, dejar las cosas en
claro. Es increíble cuánta gente, frente a un igual se aparta, se
cohíbe, se intranquiliza casi y o es grosera o simplemente se
retira, retrae... Claro que hay quienes me ignoran también…
Odio: (casi
llora) ¿Por qué no me deja en paz?
Perro: Oh, cielos.
Lo he molestado, he sido inoportuno. Cuánto lo siento señor. (se
acerca otra vez demasiado)
Odio: (no levanta
la voz) ¡Por todos los santos, pero si no quiero que se disculpe
tampoco!
Perro: Me ha de
odiar, soy insidioso.
Odio: Pues hombre es
que no para de hablar...
Perro: Pero puedo
dejar de hacerlo, en verdad, no era mi intención incomodarlo. Yo
solo espero el camión, la ruta 45 que pasa por aquí. ¿Usted
también espera la 45?
Odio: NO. Le digo
que no es de su incumbencia.
Perro: Pero a usted
le incumbe todo, ¿no es cierto?
Odio: Todo lo que
produce esta abominable sensación...
Perro: ¿Está usted
enfermo?
Odio: De
desprecio...no acostumbro explicarme.
Perro: Yo sí,
siento que necesito dar explicaciones por todo, el otro día
justamente me estaba explicando con respecto a mi actitud con un
poste.
Odio: Con un poste!
Perro: Sí, bueno,
con un policía.
Odio: ¿Qué habrá
hecho?
Perro: Le digo que
soy de vejiga estrecha.
Odio: Estrechas
tendrá las ideas.
Perro: Son amplias y
fluidas.
Odio: Como la firma
que se acaba de echar!
Perro: Lo
olvidaba,... firmé... ¿un contrato?
Odio: ¿Qué?
Perro: También
tengo muy mala memoria…. ¿Firmé un contrato?
Odio: Digo que
firmó, que meó en este poste, pues!
Perro: Sí pero…
Eso lo sé, fue grato saciarse… le mojé el pantalón, usted se
molestó, yo venía… ¿de dónde?
Odio: De un asilo,
quizá…. Mire por aquí no pasa ningún camión.
Perro: ¿Cómo?...una
hipoteca...
Odio: Que es mejor
que se vaya.
Perro: Valla, sí
tenía que saltar una cerca.
Odio: No, no hay
nada cerca.
Perro: Por eso debo
tomar el camión.
Odio: ¿Así que a
dónde irá?
Perro: Necesito
encontrar una forma de irme…(muy preocupado de pronto) la
casa...saltar la cerca.
Odio: ¿Se irá?
Perro: ¿Quién?
Odio: Usted, me lo
acaba de decir.
Perro:
Qué...(confundido)
Odio: Que se iría.
Perro: Por supuesto…
y ¿Cuándo vuelve?
Odio: Nunca se
va...casa...hipo...
Perro: Claro, tiene
sentido.
Odio: Qué cosa, ¿no
dijo que iría?
Perro: Sí...No lo
sé... ¿de quién me está hablando?
Odio: Cada vez lo
desprecio más.
Perro: (Alerta)¿A
mí?
Odio: Ay, qué
pesado, sólo quiere atención. Y el maldito camión que no llega.
(se sienta), murmurando me ponen mal las esperas.
Perro:
(desvaneciéndose) No me siento bien. (se desmaya, si se
puede sobre sus propio orines, mejor)
El hombre al que no
le vemos bien la cara y que leía el periódico, a penas y hace acuse
de recibo, se ha quedado trabado en su enfado por la estéril
compañía. Refunfuña. Después de un momento se asoma a ver cómo
está el otro. Se encoje de hombros, se da cuenta de que está sobre
sus meados, le da gusto. Lo ve un rato. Trata de hacerlo reaccionar,
no lo consigue. Maliciosamente le quita los lentes, los arroja por
ahí. El hombre comienza a volver en sí. El del periódico toma éste
del piso de nuevo, rápidamente se sienta a leerlo junto al de
lentes..sin lentes.
Odio: Ah, ya vuelve
en sí!
Perro: ¿Qué pasa?
¿Dónde estoy?
Odio: Iba a algún
lado.
Perro: Claro...No
veo nada.
Odio: Dijo que
esperaba la ruta 35
Perro:
Seguro..¿Dónde estoy? (tratando de levantarse)
Odio: Le asaltaron.
YO llegué y usted estaba delirando… algo de unos tipos que lo
golpearon.
Perro: ¿Me
golpearon?
Odio: Así parece
Perro: Pero no estoy
mareado, no me duele nada (se cae)
Odio: Será que se
desmayó del espanto.
Se oye un camión
en llegando.
Perro: Ese es el
camión.
Odio: No lo sé,
dijo que esperaba el 35… no alcanzo a ver.
Perro: Sí… no,
no. 35…yo tampoco veo.
Odio: Me pidió que se lo recordara
antes de colapsarse.
Perro: No veo nada.
Odio: (ansioso
por el camión) Será por el golpe al caer.
Perro: Caí, sí…
pero...¿35? El 35 no llega a..
Odio: Sí, (se
acerca el camión)
Perro: ¿Es ese?
Odio: Si es ese, ¿a
dónde lo llevará?
Perro: A ver a mi
mujer que va a tener un hijo, para llevarle la noticia de que
hipotequé la casita de su abuela para la manutención; verá, yo no
tengo trabajo, nunca he tenido un trabajo estable pero pues ahí
vienen los chilpayates y…
Odio: (Con una
sonrisa) ¿Chilpayates?
Perro: ¡Eso nos
dijo el doctor, van a ser triates!!! ¿Se imagina?
Odio: Y luego, ¿a
poco no ve nada?
Perro: (risueño) tengo buen olfato para
las buenas conversaciones, pero la verdad es que estoy re cegatón,
no veo más allá de unas sombras frente a mí…sin mis lentes...
Odio: (para sí)
Ni así se calla.
Al camión 45 no
lo vemos, pero oímos el característico sonido de los amortiguadores
y frenos del autobús al detenerse.
Odio: Yo tomo otro
camión. (Le ayuda a levantarse y lo
guía frente al poste que meo) Mire, aquí está la
fila para el camión que espera. (Perro se apoya en el poste como
si se apoyara en alguien frente a él) Aquí puede esperar el
camión. Fue un gusto… (por lo bajo) Deshacerme de usted.
(se va para donde se detuvo el camión, mira una última vez al
tipo de lentes con rabia).
Perro:
¿Perdone, es esta la fila para tomar la ruta 35?
Perro: Disculpe…
(Trata de sacudir a la “persona”, al poste) Disculpe…
(no hay respuesta) Oiga, le digo que si espera el mismo bus
que yo...(nada) Mmm, otro poco comunicativo… (Se queda
ahí tiritando, esperando a que avance la fila)…
Empieza a llover.
El tipo se queda bajo la lluvia un poco volteando a un lado y a otro.
Perro:
Le dije que llovería…
Sigue
lloviendo.
Perro:
¿Dónde podré ir a un baño?
OSCURO.