sábado, 31 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
Solo y sin ti...(letra de un rock and roll)
Refilón de amor.
poema para ser cantado cual tango.
Y así me vi
y luego entonces
pasó
así
fue
como un destello
fue
como una canción
un mal poema
una salida
falsa
y así fue
qué puedo yo decir…
da para un poema
un tango o
una edema
bien
quizás una canción
un aforismo al menos
un refilón de amor.
Y así… me vi
encantado y soslayado
me fui
así
fui
como un suspiro
fui
como un mártir
una fuga
un refugio
al aire
y así fui
qué puedo yo decir…
di para unos meses
un instante
un loco frenesí
mal
fenecí como la tarde
reflejo de la noche
un refilón de amor.
Dado
dado por dar
dado por soltar
dado por recibir
dado por percibir
Dado
mide la suerte
dame los puntos donde duele
Creí haberlo dado todo
a cambio de un sutil regalo
un minúsculo intercambio
saciando el inmediato
Dado
mide la suerte
dame los puntos donde duele
Soy el dado que da
a cada lado una puntada más
la cavidad calculada capilar
que extrae el sacrificio
Dado
mide mi suerte
dame los puntos donde duele
Donada mis superficie vehemente
celada la intuición pretende
cegado por los huecos
otorgar el número latente
Dado
mide mi suerte
dale los puntos que suturen la fuente
Quien me ha dado más es el vacío
inconciente y generoso
da todo lo que es y lo pierdes todo
cuánta vacuidad se gana solo
Dado
sin devolución restaurado
del uno al seis repeticiones del relegado
miércoles, 7 de octubre de 2009
Perdí
Perdí
realmente
será verdad
que es digno
¿aceptarlo?
Plácido
¿derrota?
Perder no es vencerse
es haberse derrochado
y así hallarse soslayado
dar y recibir adiós a cambio
a fe de uno
Perdí
solamente
perdí como habría perdido
en el día preciso
cruel
perder el día siguiente
será para mi bien
Hilando bocanadas entre cabeceos
evado confesiones
hilos negros
frustraciones
Perdí
también la tristeza
tanto perdí
creo haber olvidado en algún lado
el sentimiento anudado
por el hilo incierto
con la ilusión desabrochada
y la fe irredenta
te perdí a ti
aquí pues está la ausencia
eso me queda
siquiera fuera tuya
pero es tan mía
que aún teniéndola le lloro
y ni se da cuenta
ahora cruenta
exiliada
despecha
así que mejor será la indiferencia
Perdí
se dice
acepto
y a cambio la vana felicidad de presumirlo
tengo
la fracturada ilusión
el temor sacudido
la complaciente alegría
el amor baldío
La fétida memoria
el honor hundido
la resquebrajada pasión
el dolor vacío
No sé si podré urdir
visiones del cuerpo
que dicta el alma
no se cuál de todas perdí
de las visiones
el alma
o el poder urdir
así como quien piensa
que debe escapar la presa
que pena
dios santo
que pena
que te haya perdido a ti
y la mismísima vergüenza.
Esavinni, el día que te dejé ir.
domingo, 4 de octubre de 2009
Tuve un dolor
Tuve un dolor
que no se va
lo tengo escondido
no sabe si hay salida
me duele si lo descubro
pero velado tras su guarida
me sana y adorna la memoria
Es la piedra angular de todo
mi placer
es el meollo del amor
lo alimentan las sonrisas
tus caricias y promesas
lo acallan y le dan fuerza
las palabras de ternura
las miradas que embalsaman
esas mentiras que se degradan
en espinas futuras
Es peligroso y efusivo, es un dolor alegre
que dice que se irá cada vez que siento el vértigo deseo
éste cae y miro que no se ha ido el dolor que me contiene
En su claustro desarrolla tratados y vulgatas
medita sin intervención cuando mis manos
estrechan las flores, las cartas, los presentes
se prepara para perpetrar su cátedra postergada
invención del donarie que se esfuma reticente
presiente el marchitarse, el archivarse, el estancarse
apresta su dictamen y es pleno al lastimarse
ese dolor que tuve al menos un instante
me duele siempre que vuelve
el amor sosteniendo su pañuelo
el que deja de calar
el que dice “esto ya me había pasado…”
Atónito se sienta este dolor que se regodeaba solitario
al ver el pulso cálido y extraño golpeando las puertas de su celda
Habiendo renunciado al estaco, se retira suponiendo
que dormirá sin frenesí un perpetuo sueño seco
A mi cuerpo lo abraza la compañía eterna
y estruja al templo, habita el nártex
departiendo en el refectorio, seduciendo el locutorio
sin embargo el umbral atesta y percibe el uso de la puerta fúnebre
al fin cierra la hospedería
la ermita, intacta
y vuelve siendo que se ha ido una terrible vez más.
Ese dolor que tuve que nunca se ha ido
pasea solo por el claustro y duerme en la sala capitular
ordenando el escriptorio, resanando el mandatorium
lóbrego monasterio sin sentido sin hábito o plegaria
aguardando el día secreto
maravilloso y legítimo
en que el dolor que tuve
por tus besos
no predique más su lamento.
Esavinni, el día que te volvería a ver.