viernes, 9 de abril de 2010

Libre

caída

libre

pero caída

a fin de cuentas

cuentas libremente las caídas

y el fin de las cuentas es la

caída

El polvo seco

no tiene temperatura

cada mendrugo es una cuenta

y hacemos collares

recogiendo las gemas del piso

Para eso se cae uno

para adornarse de vida.

sábado, 3 de abril de 2010

Ese lugar

Existe el espacio entrópico

donde asimilo quizás,

luego de varios ciclos,

unas cuantas quánticas vueltas

minúsculas e inmaculadas

inversiones parecidas al sacrificio,

íntimas peripecias alegres y desconsoladas

reacciones y iones

que por fin

como desenlace

entiendo

Es un espacio que no hayo fácilmente

es un recoveco de mí que aparta todo

no es una mazmorra donde el olvido

festeja la indolencia de un pasado

acaso un agujero indómito clarividente

Ese secreto lugar oculta

el resguardo de mi anhelo,

en él mismo acecha la contundencia

lo inevitable, lo que pasa

así como se sucede

pues lo que es

no puedes

ver como es

anclamos láminas de existencia

como alfombras voladoras

a la ignorancia

lo que es

es inasible

invisible

impalpable

inaudito

impasible

inagotable

y en este rincón

tomo lo invisible

veo lo impalpable

toco lo inaudito

escucho lo impasible

siento lo inagotable

me agoto

y crezco

luego de empequeñecerme

de aniquilar la furia inclemente

de castigar mi rabioso deseo

y soslayar mi plácida tristeza

de callar mi avasallante declaración constante

de procurar la distancia sutil del autoengaño

de consolidar un anhelo en la sustancia efímera del empeño

Hayo el hoyo ecuménico

ahí puedo ser diminuto y no sentir miedo

bufo y balo, grazno y ladro, rujo

y me enciendo imaginando

auscultando imágenes palpables,

lúbricamente mi deseo, mi paz en la añoranza

confunde ahí la fe con la nostalgia

pero deletreo cada gota de mi cara

siendo una plegaria sucinta enclaustrada en agua

Cuántas cosas han sucedido

y desfilado por este hueco entre

la persistencia y la rendición

el ahínco disciplinado consagrado al entendimiento

y

la voluntad apaciguada ofrecida al saber

Cuán enteros e inimaginables éramos juntos

quizás inimaginables seamos

pero ya no estamos enteros.

¡Aún en este lugar te encuentro!

Maldita sea mi suerte si lejos

de mi interior se mantenga

tu alma en ese lugar

por siempre

omnipresente

Intoxicado

Podría hablar de mares y nostalgias

de recorridos y distancias

Podría hablar de horas sin memoria

cuando los corazones desmoronan

y las miradas largas desentonan

Podría escribir como Neruda

dejar claro que necesito ayuda

no para escribir, hacer metáforas o rimar,

el coqueto velo apolíneo que pretende timar,

no para descubrir la llana belleza

ni para plasmar la atónita proeza

que en figuras y cabriolas

mi angustia y mi tristeza

ha volcado en mil poemas,

no.

Necesito simplemente

:

pasar

en el pecho siento dos espirales que ruedan uno tras el otro

de pronto siento un golpe, una punción en el esternón

y se me hincha la garganta

hasta la mandíbula ovula bilis

pero es un golpe bajo

un tremendo e inesperado gancho al hígado

no, no al hígado sino por debajo de la boca del estómago

las costillas protegen al coloso que habita el tórax

sólo partiendo el abdomen alcanza la mano a extraer el corazón

escindido

Y sí, podría seguir rimando y dejar al lector

regodeándose en el sonsonete

sin embargo, yo

tengo necesidad

de frotar lo inmóvil, lo impávido y párvulo

sacudir la enhiesta cresta helada

soslayar la vía fácil al olvido,

no podría

en verdad os digo

pues he perdido una parte mía

y enojado estoy

muy

enojado

las lágrimas, ahora entiendo

cuán elocuente el llanto es,

vendan la yaga que ara la rabia

y en ello mi consuelo la memoria,

la visión clara de

saber la conjugación de los verbos

coexistiendo en fe y esperanza

ahí la ira no agrede, se vuelve coraje

aúlla y amansa

y la rabia que me apaña es

como lo que siente un perro cuando se alcanza la cola

La realidad, sin embargo no es cruda,

se sirve aderezada y adornada subrayada

tanto

que nos intoxica

escinde y corta

La palabra que escinde parte y corta

rebanó el diccionario que da fe a mis afectos

se pudieron colapsar los sentidos

y como mil cristales

las letras se esparcieron

sobre el pupitre antiguo

sobre el que graban

efímeras sapiencias que no le sirven a nadie

He tenido entonces como párvulo doliente

que deletrear mi mundo balbuceante

y encontrar en la palabra más insulsa

el sabor de la nostalgia

o es el deseo y un conocimiento arcano

que dictan su cátedra de la filología del amor.

Esas intuiciones mal formadas

recobran connotaciones esperanzadas

que denotan tiranas la dislexia

con la que escribo mi nombre .