sábado, 30 de diciembre de 2017

A la falange platónica

A coger y a mamar que el mundo se va a acabar…

Eres cuerpo y nada más…
Una coordenada
un buen rato, un instante y
no somos nada más que eso
un momento entre nadas
Y entre ves que siempre hay
algo más que se parece
Pues hay tanta nada y tan poco de uno
Solo es uno
uno que se repite a causa de nada
y entonces hay dos de eso que no es
y así hasta que
el simio descubrió el pulgar
oponible
a su deseo

De ahí que Ulises navega a una
Ítaca desconocida y despatrida
Arada por la desmemoria y la noche
Una patria tan distante que
anida en el abismo de
donde salen los cuervos y augurios
Graznan a lo lejos quejidos
exiliados del pasado
al que nos queda tanto por andar
para arribar él

Allá donde suceden las cosas que antes
pasaron
para que las encontrásemos luego.

Anda, exfolia el sentido del universo
en un irredento espeto
de desdén por la vida.
Finge que el amor no duele
y que gozas del sufrimiento más
nimio y vacuo
del grosor de la Pangea

Ésta se partirá en cinco trozos
uno para cada tipo
Y ese tipo, carácter de la urgencia
y el desasosiego
incautará lascivias taciturnas
y te desgarrará
rauda
robusta
y rabiosas
las falacias del cuerpo engreído
en espíritu o cerebro
Se batirán sensuales
y amorosamente irracionales
en un exquisito abrevadero
donde finalmente

todos palideceremos.

martes, 19 de diciembre de 2017

Encuentro entre el odio y un perro. (Breve pieza parte de la serie Diálogos y encuentros.

Encuentro entre el odio y un perro.


Un hombre, al que casi no le vemos la cara, sentado en la estación de camión. Le molesta lo que lee, cambia de página del periódico. Entra entonces un hombre de traje, lentes. Ya no puede contener más las ganas de orinar.

Odio: (aún con la mirada clavada en el diario) No está bien. ¡Cómo me choca!
Perro: Lo siento pero ya no podía aguantarme.
Odio: (aparatando la mirada del diario) No puedo creer las cosas a las que puede llegar…
Perro: Tengo una vejiga estrecha.
Odio: ¡Cómo es posible!
Perro: Ya casi termino.
Odio: Mire que debería llamar a la policía!
Perro: ¡Ay, gracias dios! (no se sube la bragueta)
Odio: Claro y además le va a achacar al supremo…
Perro: (mirando al poste) Ah que bien, ésta es mi parada. Ya se viene la lluvia, ¿no?
Odio: No soporto que no me hagan caso.
Perro: ¿Usted también espera la ruta 45?
Odio: No, espero que (se contiene) ...Sí… ¿Qué le importa?
Perro: Discúlpeme, nunca le ha pasado?
Odio: No, mire, ni me dirija la palabra. Quédese ahí cerca de sus miados.
Perro: Ay pero si es agüita, ya se cuela al subsuelo ya se evapora mañana.
Odio: ¡Pff! Cínico. (regresa a su lectura)

Perro empieza a tamborilear con una moneda una parte metálica de la estación. Odio detiene su lectura, casi achicharra el periódico)

Perro: (voltea detiene el sonsonete) ¿Malas noticias? (tamborilea)
Odio: (con una mirada fulminante, arruga más el periódico)
Perro: Yo por eso no lo leo, estoy suscrito pero prefiero usarlo para limpiar, para envolver…
Odio: (murmurando) Además querrá quitarme el periódico.
Perro: ¿Para qué?… ¡ah, para limpiar! (extiende los brazos por el periódico)
Odio: Hubiera buscado un baño.
Perro: No hay un establecimiento en kilómetros!
ODIo: ¡Le parece!
Perro: ¿Qué esperaba que hiciera?
Odio: Y yo le voy a resolver la vida, no? Qué irresponsable e infantil.
Perro: ¡Oiga si yo no le hice nada!
Odio: Me mojó el pantalón.
Perro: (riendo) Perdón, no sabía que tuviera tanta potencia.
Odio: No sea payaso!
Perro: AY, no sea payaso usted, no tenía otro lugar…
Odio: Pudo bien haber hecho más allá, o más allá… pero no, vino justo aquí.
Perro: Disculpe es que es casi una condición.
Odio: Qué condición ni que ocho cuartos, ¡puerco!
Perro: Bueno pero si ni siquiera huele, de todos modos…
Odio: ¡De todos modos, mis polainas!
Perro: ...Va a llover, amigo.
Odio: ¡Amigo, su abuela!
Perro: Sería amiga. No pero si le hablo a usted, amigo. (le pasa la mano por el hombro con extremada camaradería)
Odio: (entre dientes y alzando los hombros) Quite sus asquerosas manos de encima.
Perro: (dándose cuenta) Ah, pero qué… (riendo, inexplicablemente amable) Pero si no pasa nada,... ya, claro, entiendo que puede ser algo incómodo que alguien con sus sucias manos después de haberse sostenido el pistiote para evacuar miccionales líquidos. (no aparta su mano del hombre, acaso se pega más a él y con la otra se agarra el bulto).
Odio: No sabe de lo que soy capaz.
Perro: ME da gusto que sea emprendedor. Yo siempre he estado del lado de quienes van para adelante. (Se suelta del hombre pero para animarlo a andar con él un poco) ...De quienes deciden echarse al ruedo y andar… (conmina a que vaya junto a él…) Los que sin miramientos avanzan al brumoso camino que se extiende frente a uno.
Odio: No me gusta la niebla.
Perro: No se apure, hombre, es bruma… el incierto futuro que acecha delante de nosotros no nos debe intimidar.
Odio: Por supuesto, lo que debe temer uno es lo que acecha dentro de esa incertidumbre.
Perro: Vamos, no me dirá que le tiene miedo a la felicidad?
Odio: Miedo? ¿Por qué asume que tengo miedo? ¿A la felicidad?
Perro: Bueno pues es que no se le ve muy feliz.
Odio: Si hay algo que detesto es—
Perro: Creo que viene nuestro camión.
Odio: No es mío, ni tampoco suyo, no es de nadie.
Perro: ¿Entonces por qué esa constante molestia?
Odio: Por eso mismo quizás.
Perro: ¿Por qué no es suyo?
Odio: Porque no es suyo!
Perro: Podría serlo, lo es de alguna manera, si nada le pertenece a nadie…
Odio: ¿Sabe lo que es interesarse por todo?
Perro: Por supuesto que lo sé (se rasca detrás de la oreja) a mi me interesa todo… todo lo que se me…
Odio: (con muina, para sí) No lo soporto.
Perro: NO hace tanto frío, su chaqueta no es muy gruesa, pudo haber procurado una americana…
Odio: (saltando, para sí) ¡Americana! (voltea) ¡aléjese de mí! ¿Quién demonios dice Americana?!!! Saco, traje… mire si no me deja en paz…!
Perro: Paz, por supuesto. Ahí va usted.. y todos, en realidad. Cualquier momento es buen momento para tener una conversación en paz, dejar las cosas en claro. Es increíble cuánta gente, frente a un igual se aparta, se cohíbe, se intranquiliza casi y o es grosera o simplemente se retira, retrae... Claro que hay quienes me ignoran también…
Odio: (casi llora) ¿Por qué no me deja en paz?
Perro: Oh, cielos. Lo he molestado, he sido inoportuno. Cuánto lo siento señor. (se acerca otra vez demasiado)
Odio: (no levanta la voz) ¡Por todos los santos, pero si no quiero que se disculpe tampoco!
Perro: Me ha de odiar, soy insidioso.
Odio: Pues hombre es que no para de hablar...
Perro: Pero puedo dejar de hacerlo, en verdad, no era mi intención incomodarlo. Yo solo espero el camión, la ruta 45 que pasa por aquí. ¿Usted también espera la 45?
Odio: NO. Le digo que no es de su incumbencia.
Perro: Pero a usted le incumbe todo, ¿no es cierto?
Odio: Todo lo que produce esta abominable sensación...
Perro: ¿Está usted enfermo?
Odio: De desprecio...no acostumbro explicarme.
Perro: Yo sí, siento que necesito dar explicaciones por todo, el otro día justamente me estaba explicando con respecto a mi actitud con un poste.
Odio: Con un poste!
Perro: Sí, bueno, con un policía.
Odio: ¿Qué habrá hecho?
Perro: Le digo que soy de vejiga estrecha.
Odio: Estrechas tendrá las ideas.
Perro: Son amplias y fluidas.
Odio: Como la firma que se acaba de echar!
Perro: Lo olvidaba,... firmé... ¿un contrato?
Odio: ¿Qué?
Perro: También tengo muy mala memoria…. ¿Firmé un contrato?
Odio: Digo que firmó, que meó en este poste, pues!
Perro: Sí pero… Eso lo sé, fue grato saciarse… le mojé el pantalón, usted se molestó, yo venía… ¿de dónde?
Odio: De un asilo, quizá…. Mire por aquí no pasa ningún camión.
Perro: ¿Cómo?...una hipoteca...
Odio: Que es mejor que se vaya.
Perro: Valla, sí tenía que saltar una cerca.
Odio: No, no hay nada cerca.
Perro: Por eso debo tomar el camión.
Odio: ¿Así que a dónde irá?
Perro: Necesito encontrar una forma de irme…(muy preocupado de pronto) la casa...saltar la cerca.
Odio: ¿Se irá?
Perro: ¿Quién?
Odio: Usted, me lo acaba de decir.
Perro: Qué...(confundido)
Odio: Que se iría.
Perro: Por supuesto… y ¿Cuándo vuelve?
Odio: Nunca se va...casa...hipo...
Perro: Claro, tiene sentido.
Odio: Qué cosa, ¿no dijo que iría?
Perro: Sí...No lo sé... ¿de quién me está hablando?
Odio: Cada vez lo desprecio más.
Perro: (Alerta)¿A mí?
Odio: Ay, qué pesado, sólo quiere atención. Y el maldito camión que no llega. (se sienta), murmurando me ponen mal las esperas.
Perro: (desvaneciéndose) No me siento bien. (se desmaya, si se puede sobre sus propio orines, mejor)

El hombre al que no le vemos bien la cara y que leía el periódico, a penas y hace acuse de recibo, se ha quedado trabado en su enfado por la estéril compañía. Refunfuña. Después de un momento se asoma a ver cómo está el otro. Se encoje de hombros, se da cuenta de que está sobre sus meados, le da gusto. Lo ve un rato. Trata de hacerlo reaccionar, no lo consigue. Maliciosamente le quita los lentes, los arroja por ahí. El hombre comienza a volver en sí. El del periódico toma éste del piso de nuevo, rápidamente se sienta a leerlo junto al de lentes..sin lentes.

Odio: Ah, ya vuelve en sí!
Perro: ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy?
Odio: Iba a algún lado.
Perro: Claro...No veo nada.
Odio: Dijo que esperaba la ruta 35
Perro: Seguro..¿Dónde estoy? (tratando de levantarse)
Odio: Le asaltaron. YO llegué y usted estaba delirando… algo de unos tipos que lo golpearon.
Perro: ¿Me golpearon?
Odio: Así parece
Perro: Pero no estoy mareado, no me duele nada (se cae)
Odio: Será que se desmayó del espanto.

Se oye un camión en llegando.

Perro: Ese es el camión.
Odio: No lo sé, dijo que esperaba el 35… no alcanzo a ver.
Perro: Sí… no, no. 35…yo tampoco veo.
Odio: Me pidió que se lo recordara antes de colapsarse.
Perro: No veo nada.
Odio: (ansioso por el camión) Será por el golpe al caer.
Perro: Caí, sí… pero...¿35? El 35 no llega a..
Odio: Sí, (se acerca el camión)
Perro: ¿Es ese?
Odio: Si es ese, ¿a dónde lo llevará?
Perro: A ver a mi mujer que va a tener un hijo, para llevarle la noticia de que hipotequé la casita de su abuela para la manutención; verá, yo no tengo trabajo, nunca he tenido un trabajo estable pero pues ahí vienen los chilpayates y…
Odio: (Con una sonrisa) ¿Chilpayates?
Perro: ¡Eso nos dijo el doctor, van a ser triates!!! ¿Se imagina?
Odio: Y luego, ¿a poco no ve nada?
Perro: (risueño) tengo buen olfato para las buenas conversaciones, pero la verdad es que estoy re cegatón, no veo más allá de unas sombras frente a mí…sin mis lentes...
Odio: (para sí) Ni así se calla.

Al camión 45 no lo vemos, pero oímos el característico sonido de los amortiguadores y frenos del autobús al detenerse.

Odio: Yo tomo otro camión. (Le ayuda a levantarse y lo guía frente al poste que meo) Mire, aquí está la fila para el camión que espera. (Perro se apoya en el poste como si se apoyara en alguien frente a él) Aquí puede esperar el camión. Fue un gusto… (por lo bajo) Deshacerme de usted. (se va para donde se detuvo el camión, mira una última vez al tipo de lentes con rabia).

Perro: ¿Perdone, es esta la fila para tomar la ruta 35?

Perro: Disculpe… (Trata de sacudir a la “persona”, al poste) Disculpe… (no hay respuesta) Oiga, le digo que si espera el mismo bus que yo...(nada) Mmm, otro poco comunicativo… (Se queda ahí tiritando, esperando a que avance la fila)…

Empieza a llover. El tipo se queda bajo la lluvia un poco volteando a un lado y a otro.

Perro: Le dije que llovería…

Sigue lloviendo.

Perro: ¿Dónde podré ir a un baño?

OSCURO.









viernes, 1 de diciembre de 2017

Cuestión de peso, cuestión de vida

Es un campo magnético
una atracción gravitacional
cuestión de peso
el deseo
Conocimiento bíblico
espectacular desgarramiento
del miedo y el secreto
Dios es una canica
amando en presente
que se resquebraja
en una herida invisible
Química comunicante
alquimia del instante, es un enlace,
cuestión de vida
certeza de muerte evangélica
que inerme el placer le vence
Al deseo le falta masa
y el amor es un dínamo
enervante
efímero como la falacia
del eterno umbilical consciente
xilema vacío hambriento y goloso
cósmica celebración que se hunde en el tiempo
y dobla el olvido
El deseo, la carnaza
el amor, el banquete de la araña
en la seda que tintinea
sobre oscuro abrazo del comos.