sábado, 3 de abril de 2010

Intoxicado

Podría hablar de mares y nostalgias

de recorridos y distancias

Podría hablar de horas sin memoria

cuando los corazones desmoronan

y las miradas largas desentonan

Podría escribir como Neruda

dejar claro que necesito ayuda

no para escribir, hacer metáforas o rimar,

el coqueto velo apolíneo que pretende timar,

no para descubrir la llana belleza

ni para plasmar la atónita proeza

que en figuras y cabriolas

mi angustia y mi tristeza

ha volcado en mil poemas,

no.

Necesito simplemente

:

pasar

en el pecho siento dos espirales que ruedan uno tras el otro

de pronto siento un golpe, una punción en el esternón

y se me hincha la garganta

hasta la mandíbula ovula bilis

pero es un golpe bajo

un tremendo e inesperado gancho al hígado

no, no al hígado sino por debajo de la boca del estómago

las costillas protegen al coloso que habita el tórax

sólo partiendo el abdomen alcanza la mano a extraer el corazón

escindido

Y sí, podría seguir rimando y dejar al lector

regodeándose en el sonsonete

sin embargo, yo

tengo necesidad

de frotar lo inmóvil, lo impávido y párvulo

sacudir la enhiesta cresta helada

soslayar la vía fácil al olvido,

no podría

en verdad os digo

pues he perdido una parte mía

y enojado estoy

muy

enojado

las lágrimas, ahora entiendo

cuán elocuente el llanto es,

vendan la yaga que ara la rabia

y en ello mi consuelo la memoria,

la visión clara de

saber la conjugación de los verbos

coexistiendo en fe y esperanza

ahí la ira no agrede, se vuelve coraje

aúlla y amansa

y la rabia que me apaña es

como lo que siente un perro cuando se alcanza la cola

La realidad, sin embargo no es cruda,

se sirve aderezada y adornada subrayada

tanto

que nos intoxica

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