Ha sido la juventud
la lozanía
y la rebeldía
eso es lo que me ha matado
Es responsabilidad de la incertidumbre
menoscabo de la soberbia
y sultán de los desprecios
bobaliconería reprochosa
que se infiltra a la sombra torcida
de la madurez meditativa precavida de su
fin
es esa energía fugaz alebrestada
y embriagadora que fulgura
y resplandece
quema, agota, enternece
entumece
traiciona
sobre todo
Es vulgar y silvestre
brava y socarrona
robusta en fisuras insinceras
y reticente a la cordura
maravillosa como el apocalipsis
rencorosa como la ley
cautiva de la sabiduría
concupiscencia del intento, experimento
del más allá
Es la juventud tal
desvarío de la paciencia
quebranto de la tolerancia
juventud jubilada que angosta
la lealtad a la noche incierta
pero en sus ojos el infinito es
dolosamente pequeño
y la pena madura
ablandándose
endulzándose con cada golpe
(me rehúso a fermentar)
pero ha sido la fruta verde
el deseo desechable y amargo
la tentación que solo tienta y no peca
y peca más por omisión
por miedo
por pudor
Es esa juventud
cárcel de la consciencia
y hervidero de las maquinaciones del ego
en un callejón donde se me prometió
la vida eterna y
la paz y la indolencia
donde un muchachito que parecía alado
desprendido de la vana tierra que curte y
envejece
me robó de mi amor, mi confianza y mi
propia juventud languideciente
No hay comentarios:
Publicar un comentario