domingo, 29 de septiembre de 2019

Cállate

¡Cállate!
¿Tú 
sabes lo que pasa
en ese pequeño infierno 
entre las cejas
entre juntas
apartados
entre ideas
distantes?

¡Cállate!
que lo que dices
deja en jirones 
el jaleo.

Cállate, que no sabes…

¡Cállate, que no sufres el sufrimiento 
tan callado
sigiloso sutil y seductor
que tus palabras agrietan 
en una 
indefendible alma de una abuela abúlica o
un desquiciado,
la mente más lúcida.

Cállate
que tu categórica ignorancia
somete al silencio
y la tolerancia fermentada
podrida 
sin remedio ni restricción…
…cállate, no digas más
dilo todo
pero sotto voce.

¡Qué sabes lo que pasa 
en ese pequeño infierno
entre bocados
entre piernas
entre nos
entre tanto
y tanto que entre nosotros entretiene
tanto como los brocados 
del infiero 
en sus pliegues 
como el chisme es un doblez 
del guiño, el estandarte y 
su revés!

Me timan, me toman el pelo
me engañan,
liebre por gato 
me ven la cara:
mentiras
ultranzas 
y malas hazañas. 

Cállete, mejor, que en 
la húmeda espera, 
sólo los labios apretados
prosperan. 
Calla, sé diligente, 
alivia la carga que en 
tus pulmones conglomera,
Cala lo más hondo en 
la furia, cala lo más hueco 
en el olvido,
la desidia 
Calla
circunscrito a la envidia vana
hermana mayor de la necesidad 
consorte del hambre 
puta del cariño,
es la pausa 
el respiro 
un perdón que es útil
para el cadáver que abre zanjas
o un recuerdo clausuran alabanza


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