jueves, 5 de julio de 2018

Pera colgando de un olmo. o Bajo dos volcanes. Con respecto a esta ciudad, capital de un país y acontecimientos recientes.

Dos volcanes 
uno acostado, dispuesto, tranquilo
otro hincado, presto, rabioso
echando humo...

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bajo los pies se viene abajo
el piso
y el ojo de la luna parpadeó
cataratas de cemento
trincheras de varilla
praderas de escombro

El partido de la contradicción a cuestas
se quebró
la solidez del minotauro
presumía de goliath
y en sus centros, la tierra (y libertad)
retumba
re tumba
tumba
tumba

Y no pasa nada
y se aferra
y el Popo chilla lágrimas rojas
sigue que arde
se contiene
echando humo.
Y ariadna del pueblo sigue buscando hilo
y la verdad no abarca la magnitud del desastre,
la feroz boca de la miseria es insaciable
las garrapatas de la avaricia, inescrutables.

Y se quita la efigie y se lamen heridas
y se decapita al cordero
y se alistan los piojos, las liendres
y las propias uñas.
Hinca la garra la desesperación
en las dulces carnes de la ley virgen,
la impunidad es un violador que compra flores

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y treinta y dos años después
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Y otra vez
el piso, la base, lo común
cimbró
la naturaleza nos da poesía
la metáfora se ajusta
como el manto de la durmiente
a su paciencia de rebaño dominado
y a su lado un huitzilopochtli
un espejo humeante y aguerrido
que se condolece con su amargura
y vela por la catástrofe que se avecina.

Y luego el
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ay! quisiera ser en verdad tan atrevido!
Pero sé que es pera colgando de un olmo,
uno ennegrecido por la discordia
vertida en el engendro pueblo en el que vivo,
una alusión inesperada a la esperanza alada
se va, vuela, aparta y huye
sucumbe el cambio a la monotonía
al esfuerzo constante contra esa pared monolítica y severa
que tiene por madre a la hidra
y por padre a un sacerdote kafkiano
Ahí está la manta micótica debajo que
alerta y nutre la parasitaria consciencia
la enquistada malevolencia
de que el capitalismo es justo, pero eso es tanto como jugar un juego en el que todos ganen sin que nadie pierda nunca...
¿cuál es el chiste?
Quiero mi tierra y no te doy nada de ella
pero si quieres te compro la más chica y más buena
así tendrás más hoy
aunque yo tendré mejor mañana.

El humo sigue humeando nuestras cabezas
el piso se hunde, se seca y se resquebraja
el dolor, la angustia injusta y la pena
debajo de la cobija derretida
Habrá que esperar otro número más
que así se revierta
acabará haciendo más fuerte el DDT a la cucarachas
que el uranio y plutonio a las hormigas, humigas. Homo migas.
Somos lo que queda de lo que fue
y el entusiasmo, vértigo suicida
socava la costumbre, el privilegio y la comodidad
y derrumba al hombre combatiente, fuerte y decidido
Un veterano de viet nam, un enloquecido
un fortuito, descuidado, dejado de la mano de dios
convalecer ante el hartazgo, comparecer ante el hallazgo
de que en cada latido retumba
una tumba.




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