lunes, 9 de enero de 2012

Miel y paz

para Mariano.

Hay una conmoción dentro `e mí

un golpe de estado

el miedo y la tristeza se encaraman

dan tras pies mientras saltan la trinchera

se apelmazan

los demonios se apilan para elevar a

sus generales indómitos

Están al acecho, en guardia

han sitiado desde hace semanas

el bastión lúcido del amor

lucha, se yergue, da batalla

A cada embate una sonrisa cargada

de una pólvora como bengala

El picote de la nostalgia y sus granadas

no alcanzan a penetrar la retaguardia

pero lastima y los cadáveres de

los arqueros de los celos

alfombran la escalinata a mi paciencia

los jinetes fantasma de la angustia

yacen muertos tomados del picaporte

y los soldados de la estupidez de a pie

caen moribundos por los golpes

que los centinelas de la compasión

dan a manos llenas.

Es una batalla que de nubarrones

ciega mi calma

Ahí vienen los emisarios de la melancolía

los embajadores de la frustración y el descontento

quieren decirme que sigues lejos

que el trono en mi corazón seguirá vacío

quieren hacerme creen que

cada día será como el siguiente

en el que llegan noticias tuyas

de que aún no vuelves.

Por mis espías sé que el siguiente

un día será el penúltimo

anunciando con pompa y alivio

el último día en que las miradas de la

calamidad y la desesperanza invadan

los cuarteles de nuestro amor

Pero mis consejeros son sabios

mis paladines vigorosos

y mi amor es el ejército constante

que apalea la tiranía del miedo.

Es el ejército mismo que marchó

por tus valles y calló conquistado dulcemente

por <+span>la indescriptible

belleza de tu alma sin más armas

que el encanto,

una marina alegría, una flota de sonrisas

una armada diligente de espadas honestas

un batallón que apunta respetuoso sus ballestas

de locura

silba por los aires la fuerza de la verdad.

Sigue librándose esta guerra contra

el desgano, la dolorosa ansiedad de esperar tu arribo,

quieren tumbar las almenas de mi corazón

pero hago tocar las trompetas de tu voz

que guardo en mis oídos

y disipo las amenazas de las huestes del miedo y la tristeza.

En pie y fulgurante se mantendrá mi amor

y tu castillo aquí te aguarda para

reinar por sobre el feudo

de miel y paz.

savinni0112

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