En Arles dentro de La casa amarilla, entra Gauguin por la puerta, en camiseta y tirantes, con la navaja de afeitar y la toalla para limpiarse la crema del mentón y la barbilla.
G: (entrando) Creo que debes explorar otras perspectivas. (se golpea con la silla) ¡Vincent! ¡Cuántas veces te he pedido que no pongas las silla ahí!
V: Pero Paul, sólo así se ve bien.
G: Puedes mover la mesa y la otra silla…¡o porqué no pintas unos girasoles!
V: (amenazándolo) ¿Por qué no vas y pintas pornografía fantástica a la Polinesia?
Gauguin encolerizado se arroja a Van Gogh con la navaja al aire.
Oscuro.
Al encenderse la luz, Van Gogh frente a un espejo con la toalla que llevaba Paul al principio deteniendo la hemorragia de la oreja, pinta su auto retrato. Gauguin lo pinta a él.
V: ¡Será una obra de arte!
G: Y yo… el artista…?
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