Así se hace uso de las figuras retóricas
Así se escribe una frase buscando
Así se lanza uno al mundo mundano, metafórico
de cosas indescifrables, de nadas codificadas.
Se crepita el craso crepúsculo
que se ase a la noche,
que se hace a la noche,
que se asea la noche
Son risas que se alegran
Sonrisas que se alargan
como un begantín hurgando el sol.
Se erigen castillos con alfeñique bruñido
cadalsos desnudos de flores perfumadas
esencias barrocas con señas sombrías
alhajas nutridas de piedras pulido.
¡Te pido a tí, oh Febo Apolo
y a ti Nezahualcóyotl
consciencia, inspiración y asombro!
Es el agua líquida, aguada, húmeda y fluida,
inunda la blanca página
o se vierte de la boca al aire
como la vela elocuente que dirige el discurso
en la mar errante.
¡Oh, floritura grandilocuente,
modesto guiño divino!
Alquimia que transforma la forma formulada
Siempre empieza de una brizna
que se enreda en hierba,
crece en arbusto
y en árbol madura y fenece.
Orden tener deben las palabras
su sentido ambiguo, dirección
sinsentido coherente henchido
de contradicción
mientras más fea, mejor.
Deben ser tan parcas las palabras
que se desmoronen antes de cortar el hilo
Las fulandanabas se taiman o se someten,
son las catidanias que enloquecen.
Las monedas de la voz se ahorran
se intercambian, se pierden, se acuñan.
Abren puertas y esconden ausencias
valen por lo que hacen sin ser ellas nada
pero al amontonarse de cierta manera
valen por su belleza y su potencia encarnada
por su sutil ingenio y su pasmosa loquera.
El tic-toc inmóvil retumba en el silencio
Cada gesto de la mente se disfraza
de rimas y retruécanos enemigos de la certeza y
paladines de la precisa ambigüedad.
Lenguaje de la pasión, camuflaje de la razón.
Son las alas que elevan la frase,
los encajes tibios de seda fresca
que adornan las prendas que viste el poema.
¡Desnúdalo! ¡Desnúdalo!
Abarca su cuerpo,
surca su piel,
colma su alma
con vino y con miel.
Toma la mano por el brazo
y el brillo por la espada;
la espada por la figura,
y el brazo por la acción,
la acción por la vida
y la vida por aflicción.
Blande el hierro, apresta la afrenta
rompe las filas de la congruencia.
Huele la textura fría de la lógica
a suaves notas de fragancias duras
que acarician tu mirada altiva
la que sabe a fulgurante plata
como una luna anclada
desvía el curso yerto
a un cause incierto.
Así se hace uso de las figuras retóricas
tendiendo linderos borrosos
para provocar al otro enclaves de asombro.